jueves, 6 de noviembre de 2008

HERMANOS SUDAMERICANOS



Teresa Liliana Menor Alarcón

Dame acá ¿Cuánto has sacado hoy?- interrogó "el gringo".- Cinco lucas, no ma.- se apuró en contestar "Mate".- Es poquísimo para todo un día. Y tú, increpándole a "Vela", cuántas veces te vendiste. - Yo le salí ganando a él por diez céntimos, jefe.- A lo que éste concluyó diciendo: Perfecto. Tú, sí que vales.

- Esta era la escena que veía todas las noches.
Un grupo de chicos se encontraba sentado al rededor de una pileta. Estaban, como siempre, mal vestidos y mal hablados; con una carita de no haber desayunado ni almorzado y con unos ojos que decían: "no sé si cenaré y dormiré, hoy".
A quienes Pe´ escuchó hablar, parecían gemelos y menores que él; los otros, creo que tenían diez años más. Me hubiera gustado olvidarme de nombrar a su jefe, a quien llamaban "el gringo", pero ya ven que no puedo. En fin… en algún momento, desaparecerá.

Como todos los días, luego de congregarse, ahora procederán a rifarse el lecho que uno de ellos gozará esta noche. Consistía el premio en un cartón y dos periódicos que hacían las veces de frazada, mantel, sábana y hasta almohadas para sus posaderas. También, había una bolsa color negro, mal oliente y llena de sobras recogidas durante el día. El premiado tenía que rebuscar lo comestible y disfrutarlo solo y así… hoy por ejemplo, le ha tocado a Pe´.
Es su primera vez y está asustado porque teme que sea envenenado y a la vez eliminado del grupo. Algo que sí le había ocurrido meses atrás a otros que no aceptaron la voluntad del jefe. Pero esa noche comió pellejito de pollo, cáscaras de manzana, huesitos chupados, entre otros "alimentos". Mientras los demás, guiados por la esperanza de que al día siguiente tuvieran suerte, se dirigían a refugiarse debajo de un ómnibus, al lado de un poste o en algún rincón que se convertía en un espacio lleno de silencio, frío y soledad total.

Estas "comodidades" puedo permitírselos, pero dormir al lado del abanderado, jamás. Saben ustedes que lo hago con la finalidad de que sienta el calor del hogar perdido. - Se le oía decir al jefe, quien de rezongón, hoy no tenía nada.-

Comienza a clarear y los que despertaron primero fueron los gemelos. Ellos habían llegado al grupo con la esperanza de vivir mejor que cuando estaban deambulando solos por las calles, tal como les prometió el jefe. Pero han pasado nueve meses y nada. Todos los días les exige que deban ganar más dinero para que puedan volver a gozar de las comodidades que les brindaron el primer día que llegaron. Día a día "Mate" salía a vender sus hierbas y "Vela" a vender su cuerpo.

Poco a poco, la frialdad de la madrugada atenuábase a medida que avanzaba la mañana. Eran las 6 y "Tina" despertó. Según el "roto" (quien había llegado dos meses después que aquella) no debería pertenecer a este submundo que día a día se agiganta inconmensurablemente.

Cuéntame tu historia - le dijo, alguna vez- Y ella decía haber vivido tranquilamente en un lugar llamado las pampas, criando sus vacas y ovejas; pero llegaron, en un mal día, los "barbones" y despojaron a su familia de todo. Incluso, habían abusado de sus hermanas y a ella la secuestraron para obtener a cambio más dinero. Los meses habían pasado y nunca pagaron ni un peso por su rescate. Desde ese momento, pensó que no la querían, que sus ojos color verde y tez blanca no le servían para salvarse.
Pasó el tiempo y a regañadientes seguía sirviendo a los famosos "barbones". No soportó más y un buen día escapó.

No sé si para bien, pero ahora estoy mejor al lado de ustedes- suele decir cada vez que no tiene suerte en el sorteo del tan anhelado lecho- Y, al despertarse, comienza a decir lo mismo de siempre: Antes me decían "Pretty" y ahora… sólo "Tina". Entiendo porqué.- y se pone a llorar.
Ni creas. No te lo dirán, pero lo sigues siendo. - Dijo un poco abochornado el "roto", que despertaba mientras el reloj marcaba las 6:30 de la mañana.-

En el transcurso de los días, los chicos iban conociéndose cada vez más. Compartían algún dulce o pan antes de llegar a rendir cuentas al jefe, se prestaban algunas monedas para completar su cuenta y hasta se ponían de acuerdo en quien defendería a quién, cuando el "gringo" les reclamase. En ese ambiente de familiaridad, había llegado "Coca". Yo la observaba algo abstraída y al mismo tiempo cabizbaja. Creo que aún recuerda los nefastos conflictos que vivieron su familia y ella, hace mucho tiempo.
Una vez prometió a sus "patas": Les juro que al vicio no vuelvo más. El humo ha nublado mi vida, como la desdicha lo ha hecho con mi gente. Me alejé de mi casa por dejar de cumplir mandatos: Ya "¡PELEA!", por aquí; "¡DRÓGATE!", por allá; "¡PROSTITÚYETE!", por acullá. Por eso… Prefiero estar con ustedes, aunque el jefe me insulte.

- "Coca" antes de escaparse de su casa, vivía de sus shows en los bares de una y otra ciudad. Le encantaba bailar ballenato, pero entre las tantas presentaciones que hizo, uno de sus "admiradores" le ofreció un "puro", luego un "cafecito" y al día siguiente yacía moribunda en los alrededores de un basural. Desde ahí, su vida no tuvo un norte para orientarse. Bebió, fumó y no lograba aceptar su mala suerte. Uno de los chicos del grupo, "Mate" había comentado que hace un mes la había encontrado por unos suburbios que, al parecer, eran sus queridos campos de café. Así lo veía ella, como producto del consumo excesivo que había hecho del alcohol. Al verla en tal estado, Mate decidió llevarla donde el grupo.
A su llegada, la "solidaria" costumbre de rifar el lecho cada noche, no se llevó a cabo. Nadie rezongó ni reclamó nada. El jefe estaba contento.

- Cada noche, Pe` recreaba ese mundo tétrico en el que esos chicos sobrevivían cada vez que llegaban a esa pileta. Quería ser parte de su grupo para hacerles ver lo mismo que veía él. Pero por otro lado, se daba cuenta de que la vida para ellos era esa y que meter su cuchara en donde no le llaman, sería perder campo frente al jefe. Sin embargo, ya había decidido aceptar el riesgo. Una noche decidió ser más que un espía.

La noche de mi llegada supuse que dormiría solo, que la comida sería para mí, pero el "roto" se acercó y so pretexto de conocerme antes que el resto del grupo, durmió en mi lugar y yo tuve que amanecer en el piso. El frío y el hambre me consumían prontamente. Ante eso, Tina simulaba haber comido y me compartía lo que tenía. Lo mismo hacían "Mate" " y "Vela", pero el " roto" empezó a sentir celos. El jefe, por una parte, me trataba bien, pero le hacía feliz el hecho de que haya cierta confrontación entre ambos. Simulaba su indignación, exigiéndole a "el roto" que ese día llevara un nuevo integrante al grupo. Para mi mal, porque encontró, dos meses después, a "Enano". Éste era un tipo que ni bien llegó, comenzó a gritar: "el roto y yo lograremos que siempre quedes mal frente al jefe"
Los días pasaron y, pues… efectivamente, ante las lisonjas hipócritas del jefe, "Enano" y "el roto" sonreían irónicamente; las chicas, sólo atinaba a saludarme y nada más.
Una vez, ambos se habían propuesto mortificarme. El primero, reiteradamente tiraba una cáscara de plátano para resbalar cada vez que me veía pasar por su lado. El segundo, aprovechó mi ignorancia y me atacó por la espalda; vendó mis ojos y me despojó de mi cuenta. Mis documentos de identidad y algunos folletitos, los había hecho trizas y tirado no sé a dónde.
Años atrás habían pasado por lo mismo, mi familia. Los famosos "barbones" se adueñaron de todas nuestras pertenencias y se largaron dejándonos no más que enfermedades. Me preguntaba si sucedería lo mismo con mis hermanos, mis hijos y los hijos de mis hermanos.

Antes de que llegara "Bolicha" al grupo, "enano" en complicidad con "el roto" me obligaron a firmar un papel disque "para hacer las paces" y pues… acepté. Sí, acepté con la condición de que me permitieran recuperar lo perdido y pensando en la unión de todos los del grupo, pero no sucedió lo esperado y mi "amistad" con ellos se torno en egoísmo e hipocresía. Yo reconozco que a "Enanito" le decía "corre para crecer", pero igual que yo, caminaba muy lerdo. Será por eso que me guardaba tanto rencor.
Por su parte, el "roto" ya no sólo se arrimaba a mi lecho, sino que se adueñaba de mi bebida. No soy alcohólico pero me gusta el pisco. También, trataba de ponerme en contra de "Vela", de "Coca" y de los demás muchachos. A él siempre le faltaba algo y quería ganar a como dé lugar la comida recogida por todos durante todo el día; envidiaba al resto y acentuaba las diferencias de color y raza entre nosotros. Definitivamente, buscaba siempre la discordia y por eso las chicas no lo querían. Reconozco, también que a "el roto" le andaba hincando con una aguja diciéndole: y esto por Arica; esto por Tarapacá; esto, por el pisco; y esto por sí a caso. Pero la meta era mejorar, no pelear.

Fue después de dos meses de la muerte del jefe cuando nuevamente decidimos permanecer en la pileta como lugar fijo. A ellos no queríamos incluirlos, pero algo habíamos aprendido de aquel jefe mantenido: ser tolerantes y solidarios. Lamentamos su caída hacia un barranco. Pero desde ese momento, pudimos ofrecer muchas cosas a los que se nos unían al grupo, voluntariamente.

Faltando pocos minutos para que den las 7, en la otra esquina, acaba de despertar "Bolicha". Con su mal genio, tiene poco tiempo para quedarse entre el resto que dormimos. Ella vive angustiada por su obesidad, no acepta verse chiquita y gorda a la vez. Su prominente vientre mostrábase aún más cuando el frío hacía efectos desagradables. Por ello, salió a dar unas vueltas. No sin antes escuchar al jefe que le decía: "rolliza, traerás money y, más que eso, gente. Quiero más gente".- Un "ok" en voz distante se oyó como respuesta.
Luego, el jefe salió en su camioneta 4 x 4 rumbo a otros lugares, en donde también tenía dinero por recoger.

- "Boli", que así era llamada en un primer momento, sueña con volver a vivir junto a sus padres para aprender a tomar decisiones por sí misma, sentirse segura y libre. Sentía que cuando salía a correr ganaba energía; pero, al llegar y escuchar los reclamos del jefe, la perdía. Actualmente, todos lideramos el grupo y… ¿jefe? Jefe no tenemos. Hoy lidero yo; mañana, "Coca"; pasado, "Vela" y así. Del jefe, no tenemos ni queremos escuchar noticia alguna.

Ya son las doce del día y Bolicha ha conseguido inmiscuirse entre los asistentes al estadio. Allí, después de terminar de ver un partido de fútbol, sube y baja a duras penas las escaleras en su afán de adelgazar. Alguien la observa (muy detenidamente) y decide acercarse para hablarle:

Mi nombre es Golinho. Cada vez que veo jugar a algún equipo, sueño que en algún momento soy yo la estrella de fútbol. No importa si ahorita no tengo comida… Claro, pero al menos sabes lo que quieres -dijo Bolicha, interrumpiendo a su reciente amigo -

Ambos fueron subiendo las paredes del estadio y mientras se dirigían a… a… las calles, comentaban entre ellos:

Yo sobrevivo, al igual que mis otros hermanos, en las calles. Es el único lugar donde podemos sentirnos libres, felices de sentir al mundo como aquel padre y madre que en algún momento perdimos. Si no tienes comida, podemos brindártela y aparte de ello, una sonrisa de "Enanito". Es un amigo muy travieso. Vas a ver que te sentirás bien.

¿Aceptarían a otro en tu grupo?- Preguntó Golinho -. Claro. Ahí, sólo basta ser voluntarioso y bueno. Aparte de eso, el jefe puedes ser tú, yo o quien esté en el grupo.- asintió entusiasmada, Bolicha.-

- Golinho es un joven dos años menor que Bolicha; de color trigueño y de estatura alta; le gusta jugar, bailar zamba y tomarse sus sherlinhas. Cuando llegó al grupo, lo primero que hizo fue formar el equipo de fútbol. Eso para divertirse y, para conseguir dinero, formó parejas para bailar zamba en las esquinas donde a veces les cogía la noche.
Como buena costumbre, la llegada de Golinho hizo que no rifáramos el lecho, y la comida que habíamos recogido fuera todita para él.

- Habían transcurrido muchos meses desde la llegada de Golinho, quien invitó a todos a una reunión.

Quiero agradecerles a todos por la hospitalidad que me han brindado y en especial a ti, Pe´. Sé que llegaste con el afán de cambiar al equipo y eso no se quedará ahí. Mañana es otro día y depende de todos que sea diferente…, que sea mejor. Propongo que decidamos hoy mismo qué hacer a corto o largo plazo juntos.

Esa noche no tuvimos el trabajo de calentar rincón alguno. La pileta fue cómplice de nuestro ideal.

Yo pienso que cada quien debe hacer lo que sabe y le gusta hacer. Que todos sigamos siendo honestos y estar convencidos de que lo más importante es luchar por nuestra familia. Familia que día a día crecerá y sus miembros seremos el origen de una mejor sociedad. Que no nos importe de donde viene fulano, mengano o sultano, que si es chato o alto, si es negro o blanco. Lo que se necesita es valor para sobrevivir y optimismo para vivir. Y con esto "Coca"´ dio pie a la sesión.

De acuerdo -se escuchó decir a "Bolicha"-. Yo también pienso lo mismo. Así, aprenderemos a crecer, a querernos y respetarnos como personas. No importa que nuestros padres nos hayan dejado a la deriva y que los demás de afuera vivan subyugados a deudas, amenazas, miseria, enfermedad. Si los unimos a nuestro grupo ya no pasarán por lo mismo. Uno es el sufrimiento, el dolor, el hambre y la soledad, pero muchos somos los que queremos que eso no exista.

¿Tú qué dices?- me preguntaron.- A lo que les respondí:

Si Coca sueña con ser bailarina de ballenato y en conocer a "Gabo". Yo sueño con que mis hermanos me conozcan y me quieran; que cuando se vayan, regresen para quedarse conmigo. Si "Enanito" sueña en que será grande en algún momento. Yo digo que ya somos grandes desde que aceptamos el reto de cambiar el mundo. Si tina, sueña con quererse a sí misma. Yo digo que todos somos importantes. Si Bolicha sueña con no subestimarse y adelgazar sin hacerse daño. Yo deseo que adelgacemos de rencor y engordemos de amor. Y, por último, les digo a todos ustedes:
"Hemos crecido. Ya nadie es el chiquillo estúpido que se deja engañar por unos cuantos caramelos y vive a costas de migajas. De nosotros depende que la realidad de los de afuera sea un mal sueño nuestro, aquí; de que nunca más nos dejemos conquistar por una falsa madre que nos dejó sin oro ni moro y que seamos libres de verdad".

Iniciamos la mañana, todos a una voz y uniendo nuestras manos, diciendo: viva los rotos, las cocas, los mates, los pe´, las velas, las bolichas, los golinhos, los enanos y todos los que se unan al equipo…al equipo: "hermanos sudamericanos".

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